#Cocina Industria alimentaria: Pollos.
- Opinión Encolumnada
- 29 jun 2020
- 2 Min. de lectura

Estos últimos días estuve leyendo e investigando sobre cómo se producen los alimentos que consumimos; ya sean de origen animal, vegetal o productos industriales. Hoy voy a centrarme específicamente en lo que se refiere a la producción avícola, es decir, pollos y huevos.
Es lamentable ver cómo el mundo busca generar ingresos económicos desmedidos, sin evaluar los costos sociales y sanitarios que la producción genera, alterando con procesos químicos los alimentos que llegan a nosotros, produciendo un efecto devastador en la salud mundial.
Lo que antes eran grandes extensiones de tierra, dedicados a la producción ganadera y a la agrícola en pequeñas cantidades tal vez, pero en condiciones SANAS; hoy no son más que terrenos con grandes galpones, produciendo cantidades inimaginables de carne y huevos casi artificiales, en condiciones precarias, a una velocidad inédita.
Hace unos 50 años, una gallina tardaba aproximadamente unos 60 días en llegar al peso adecuado para consumirla, comiendo la cantidad necesaria de granos y corriendo libremente por el campo, con la luz del sol. Hoy en día, se llegan a comprimir hasta 14 gallinas por metro cuadrado en estos inmensos galpones, donde tienen lugar simplemente para estirarse un poco, poner sus huevos, y nada más, iluminadas casi las 24 hs del día con luz artificial, para que estén constantemente comiendo y engordando.
Estas gallinas son alimentadas con balanceados, los que están procesados con antibióticos y químicos para que las gallinas se desarrollen más rápido y eviten enfermedades. Estas tienen un 18% más de grasas, 5% más de calorías, 6% menos de proteínas, 9% más de residuos minerales y 30% menos de calcio, que el pollo que vivía en el campo. Lamentablemente se prioriza el negocio de las empresas farmacéuticas sobre la salud de los consumidores.
Creo que se nos hace muy difícil tomar dimensión que la cantidad de pollo que comimos durante toda nuestra vida, y que posiblemente sigamos comiendo, sean así de tóxicos. Lamentablemente son pocos los productores que quedan, criando pollos de campo en buenas condiciones, los llamados “orgánicos”.
No obstante, también hay que tomar noción de la sobrepoblación que cada vez pasa más hambre, y la industrialización es un método de producción más rápido y barato que el “natural”. Creo que es muy grave ver como sólo la gente que es capaz de pagar casi un 60% más del valor del mercado por un pollo o huevos orgánicos, puede tener esa vida sana. Mientras que la gente que no es capaz, se ve obligada a comer esa carne absolutamente alterada por la ciencia, la cual va matando su salud poco a poco.
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Fermín Vilamajó. 29/6/2020.
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